lunes, 18 de mayo de 2015

¡¡¡ RESCATE DE UN ALUMNO DESDE LA IAAFA !!!

Del año, no me acuerdo exactamente. Pudo ser 1973 o 1974.... En todo caso, correspondió al último o penúltimo curso de la EE. EE. que disfrutó de aquella posibilidad de especializarse en IAAFA en Panamá, Zona del Canal.
Yo integraba la tripulación de un vuelo en DC-6B a USA, el cual vió alterada su misión inicial, ya que hubimos de anticipar el regreso por una orden urgente del Alto Mando, disponiendo volver a Panamá y rescatar a un Alumno chileno de la IAAFA, llevándolo en condición de arrestado de regreso al país.
Siendo yo el menos antiguo de los mecánicos, que también oficiábamos como Sobrecargos del avión, los tripulantes más antiguos me ordenaron hacerme cargo del “Paquete”, gracias a lo cual pude enterarme de primera fuente de lo acontecido y que provocó que, por primera vez en la historia, un Alumno de la FACH, haya sido devuelto al país, sin haber completado su período.
Estuvimos bastante tiempo esperando en la losa de operaciones de Howard Field, algo tensos y preocupados, ya que de acuerdo a alguna versión, habían serios problemas jurídicos para el traslado del personaje.
Finalmente, por la tarde, llegó el pasajero y, aún cuando ya había llegado el crepúsculo civil vespertino, se logró la autorización del Plan de Vuelo y pudimos despegar en forma inmediata, como arrancando de algo.
Durante las varias horas de vuelo de regreso directo a Chile Lindo (ni siquiera hubo escala técnica en Lima), acompañé todo el tiempo al custodiado (no fuera a cometer algo indebido). Éste era un muchacho delgado, moreno, poco mas alto y casi tan feo como yo. Al principio se le veía sombrío, cabizbajo, muy apesadumbrado y ninguna gana de hablar. Hube de desplegar pacientemente mis dotes psicológicas para lograr que, al fin, me comentara sus peripecias, dándome todos los detalles de ello (no era algo menor).
En su relato, me cuenta que ellos también pasaron por el mismo proceso de inducción
que me tocó vivir en su oportunidad y que comenté en una anécdota anterior, en la cual los norteamericanos distribuían un folleto con instrucciones el que, además, incluía un listado de “locales de diversión” de la Ciudad de Panamá que estaban vedados para los Alumnos, so pena de arriesgar a ser detenidos por la Policía Militar y ser sancionado ejemplarmente. Dicho folleto, curiosamente, aportaba con detalles de su actividad principal, dirección exacta y hasta números de teléfono. Lo único que faltaba era que también informara que locomoción se podría utilizar.
Por supuesto, también ellos, tal como pasó con todas las promociones anteriores lo primero que hicieron mayoritariamente, fue dirigirse a esos “lugares prohibidos”. El elegido por este protagonista, fue “La Gloria”, tal vez la más famosa y concurrida de todas.
Ya en el lugar, pagó por los servicios de una agraciada mulata, dirigiéndose entonces ambos a una de las pequeñas habitaciones del segundo piso, donde.para mejor aprovechamiento del espacio, la cama de plaza y media se ubicaba pegada a uno de los vértices del dormitorio. Pasando de inmediato por el “ritual de aseo de los genitales” y acto seguido “pasó a la acción”.
Logrado el primer orgasmo, ambos cuerpos sudorosos se relajaron a modo de obtener la refracción necesaria para un segundo “round”. Me cuenta que su relax estaba resultando placentero y estaba algo adormilado por ello.
De pronto, entre sueños, comienza a escuchar un alboroto en el pasillo exterior de las habitaciones; cuando empezaba a racionalizar, la puerta del cuarto fue abierta de un empellón (siempre se les colocaba llave por seguridad) y espantado aterrorizado, divisa a un energúmeno flaco y negro con aspecto criminal, venirse encima de él con ojos desorbitados y un enorme cuchillo en su mano alzada sobre la altura de la cabeza, profiriendo fuertes garabatos y amenazas de muerte. Vió bajar el cuchillo y sintió que moriría sin saber un porqué ni tener ocasión de hacer ni siquiera un movimiento de defensa, ni expresar palabra o gemido alguno pues el terror y la sorpresa lo dejó completamente paralogizado. Sin embargo, el cuchillo descendió no sobre su cuerpo, sino que se enterró en el de la meretriz y luego una y otra y otra y otra vez (siete en total) con su cuerpo por encima de nuestro personaje y gritando que sólo le estaba dando su merecido por estar “colocándole los cuernos”. Todo esto en apenas un par de segundos, al cabo de lo cual salió dando un portazo huyendo del lugar.  Al reaccionar, vió con horror que la mujer estaba con los ojos dilatados, tratando de respirar y de decir algo, mientras le salía sangre a borbotones por sus varias heridas y por la boca, y que el enorme cuchillo estaba aún enterrado cerca del corazón y pulmones intentando respirar. Lo primero a lo que atinó fue a sacarle el cuchillo que al parecer le impedía respirar, lo que provocó otro chorro de sangre que terminó por empaparlo, aun mas de lo que ya lo estaba.
Producto del alboroto inicial, de los epítetos del criminal y de los gritos iniciales de la mulata, salió gente de las otras habitaciones y subieron algunos del primer piso, quienes, al entrar, ven la espantosa escena de un hombre desnudo arrodillado junto a la mujer que emitía quejidos agónicos, con los ojos inyectados y un cuchillo ensangrentado en la mano.
Creyeron entenderlo todo: se trataba de un sádico enajenado, un Dr. Jenking sangriento y pretendieron lincharlo en el mismo lugar y al instante, ya que era parte de la  solidaridad  con las “colegas” y de los cafiches del lugar, agregando que dejaba a tres niños huérfanos con su homicidio.
Catatónico como estaba, no acertaba a comprender nada y el estado de shock le impedía expresar algo; cuando comenzaban los primeros golpes, irrumpieron en la habitación los dos policías de la Guardia Nacional de punto fijo al interior del local, quienes, al darse cuenta que era un extranjero, lo salvaron del linchamiento, llevándoselo preso a la cárcel de Panamá City.
Por mas que durante los interrogatorios alegaba su inocencia, nunca le creyeron: eran demasiados los testigos que lo vieron con el cuchillo en la mano y todo ensangrentado encima de la mujer, ahora ya occisa. En la cárcel, en medio de maleantes de la peor calaña, era objeto de amenazas constantes y agresiones varias, incluso pretendieron violarlo con la excusa de hacerle pagar su crimen sobre una compatriota. De nada sirvió los intentos del Director de la Academia, del cónsul, abogados ni otros. Se le llevó a un juicio para procesarlo, luego de lo cual se le fijó fecha para juicio criminal, ya que por ninguna parte aparecían otras evidencias ni habían testigos, ni encontraban otro sospechoso.
A sólo días del juicio, fue necesario que asistiera el general de cinco estrellas Comandante en Jefe del Comando del Sur de la USAIRFORCE, con asiento en la Zona del Canal, acompañado del Embajador de Chile, para exigir que le devolvieran a ese militar extranjero, el cual estaba bajo la tutela y responsabilidad de los Estados Unidos de Norte América; que de no ser así, se produciría un conflicto internacional, en el que Chile también exigiría reparaciones y compensaciones, etc., etc. , para que, al fin, y “entre gallos y media noche”, procedieran a entregárselo al general norteamericano, el cual de inmediato se lo entregó a la FACH, de la forma que les he contado.
El alumno, fue regresado a la EE. EE. Escuché que luego fue sometido a terapias diversas, con resultado parcial y que, sin embargo, nunca pudo recuperarse del todo de esa dramática experiencia y que no continuó en la Institución.
¡Chitas!... , ¡De la que me libré por haber ido unos años antes¡¡¡¡
LAGI.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Don Luis.....¿Ud. en Rio Abajo?.....Nooooooo!